miércoles, 9 de septiembre de 2009

Algo que decir diciendo nada


Hoy es un buen día para escribir algo, ¿cómo qué?, mi vida es aburrida pero a mi me divierte, sentada frente al ordenador solo me pasan cosas que no vale la pena plasmar acá, rodeada de libros y polvo pienso en ocasiones si esta es la vida que quise tener, cuando era niña pensaba en cuentos de hadas, en príncipes y esas cosas, ahora me doy cuenta que nada de eso llegará y no me molesta, desde hace mucho ya no pienso en príncipes sino en princesas, no fue difícil aceptarlo pero aun esta la gran tarea de que lo acepten mis seres queridos, ¿los demás? No me interesan, pero desde luego me gustaría que toda la sociedad lo viera como yo lo veo, normal, no diferente como muchos dicen, solo soy así, como muchos otros y como tantos que aun no lo saben…

Hasta los 16 todo estaba en orden, la familia, el colegio, los sueños de “cuando sea grande”, a los 17, todo seguía igual pero empecé a ver cosas que antes no veía o por lo menos no noté hasta entonces, ya una mujer no me parecía linda solamente, empecé a ver sus piernas, sus senos y valorar el tamaño de estos y que se sentiría acariciarlos, su cara y sus rasgos, a pesar de esto creí que podía manejarlo, tiempo después conocí a alguien que le pasaba lo mismo, no era de mi país, probablemente por eso se le hizo mas fácil contarme lo que le sucedía y ese día fue por primera vez que hable de lo que estaba pasando en mi mente, que cada día me sentía más inmune a los hombres…

A los 18 cuando la universidad llego a mi, se empezaron a despejar muchas dudas que venía trayendo, noté que mi amiga y yo no “éramos las únicas”, en los primeros años conocí mucha gente, gente que me quería ayudar otras que aparentaban querer hacerlo pero su fin no era ese. Fui arraigando pensamientos positivos y negativos de la sociedad gay Venezolana, la mayoría eran negativos lamentablemente y me preguntaba cada día si todas/os eran iguales, sus vidas giraban en torno a fiestas, sexo, promiscuidad y chismes, sus trabajos, sus estudios y sus familias eran accesorios, no cosas importantes. Pasó el tiempo y note que esto no era del todo correcto, solo que había conocido a las personas equivocadas, las menos indicadas para que la etapa de aceptación fuese más llevadera, esto no logró derribarme, porque así como hay cosas malas, también las hay muy buenas. Fui conociendo vidas, etapas, momentos que me hicieron hoy en día la mujer que soy, con una pareja estable y alejada del “ambiente” cochino que no es la excepción sino la regla, y así como hay sus excepciones, a estas me limito cuando selecciono mis amistades, personas a las que vale la pena conocer y tener en tu vida hasta tu último día.

¿Qué si soy feliz?, si y mucho, al lado de la mujer que amo, esperando no separarme jamás de ella, a la que esperé durante años, la que llego a mi de la forma mas absurda pero a la vez tan hermosa, casi como un mensaje en una botella…

Christina 09/09

1 comentario:

  1. Me gusto mucho el final. Me agrado encontrar tu espacio, espero no lo abandones.

    Saludos

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